La camara...

por Ayre 06/01/09, 06:30 am

Desperté de aquel sueño con la respiración entrecortada, aquel sueño había sido tan real…
Suspire
mire al reloj, eran las ocho de la mañana, por mucho que quisiese no me
iba a poder dormir mas. Recogí la habitación, desayuné me fui a dar un
paseo por la madrugadora ciudad de Madrid, era verano, por lo que no
hacia falta ni llevar chaqueta.
Caminé sin demasiada prisa hasta
llegar al metro, eran las nueve y cuarto, me iría a dar una vuelta,
donde encontré esos ojos, el Retiro. No tenia apenas posibilidades de
encontrarle pero aun así fui.
Al llegar los rayos de sol caían sobre el estanque haciendo preciosos efectos con la luz.
Saque mi cámara, de la cual no me separaba, para realizar algunas fotos.
Hice
fotos al estanque, a los madrugadores paseantes, a los músicos que
alegraban el lugar con diferentes ritmos, fotos tumbada en la hierba,
fotos desde diferentes ángulos y lugares…
Me tumbe en el césped con
la intención de descansar y cerré los ojos, dejando que la sensación
reconfortante del calor recorriese mi cuerpo, al hacerlo como otras
tantas veces desde hace dos días apareció él. Sus ojos castaños
oscuros, pelo color chocolate oscuro, piel clara, labios rosados y una
sonrisa espectacular, aparecieron en mi mente, abrí los ojos, me sentía
tan estúpida…
Suspire de nuevo, eso era típico en mi, no el fijarme
en desconocidos, sino en fijarme en alguien que ni siquiera sabia de mi
existencia. Miré el reloj eran las doce en punto, aun podía hacer mas
fotos, me levante y me metí por entre los senderos mas profundos del
Retiro sin importarme a donde me llevarían. Los nidos de los pájaros se
veían perfectamente desde mi posición, les saqué diferentes fotos, y
también hice fotos a las diferentes plantas y flores que había por
allí.
Al levantar la vista vi a un ciclista diferente a los que
había visto aquella mañana, porque no se dedicaba a solamente a hacer
deporte, sino que también disfrutaba del paisaje y de aquel esplendido
día de verano. Llevaba unos pantalones largos pero ligeros de color
verde claro, y una camiseta blanca, enfoqué con mi cámara y saqué la
foto “mierda” pensé salía totalmente desenfocada. Vi como paraba en uno
de los claros y se sentaba a beber agua y descansar. Me acerque de
manera rápida y silenciosa, y me agazape entre los setos, de repente le
vi de cerca, era el, mi corazón latió muy rápido y mi respiración se
entrecorto. Le lancé una foto y esta vez había quedado perfecta. El
estaba sentado de manera relajada mirando hacia un lado mientras bebía
agua, la bicicleta apoyada en el suelo mientras un rayo de luz caía
sobre el dándole aspecto de ángel. Durante todo el verano le estuve
haciendo fotos desde diferentes ángulos, y formas, detallando a veces
lo mas posible, sus manos su pelo, sus ojos…El reflejo de la luz en su
pelo era lo mas bonito que había visto nunca. Otros días le
fotografiaba acariciando de manera tierna las cuerdas de su guitrra.
Cada
día subía las fotos al blog, un día un chico se vio interesado por la
manera mía de hacer las fotos y me pidió una sesión, aclaramos por vía
e-mail que quedaríamos en el retiro a las nueve de la mañana en la
puerta del retiro y que me daría 20 euros por la sesión.
El nombre del chico era Alejandro, y tenia 19 años, le especifique como iría vestida.
Llegue
cinco minutos antes y la luz era deliciosa, no me pude resistir y me
puse a hacer fotos, de repente alguien me dio dos toquecitos en la
espalda me di la vuelta y me di cuenta que era él. Salí corriendo,
aunque no sirvió de mucho, porque me alcanzo enseguida. Me agarro por
la espalda y me obligo a detenerme, tenía mucha mas fuerza que yo y era
mucho más alto por lo que era una tontería intentar escapar. Me dijo
que no estaba enfadado, pero que quería saber el porque y porque nunca
le había dicho nada. Le dije la verdad y a lo ultimo le conteste que
era porque pensaría que estaba loca o obsesionada, o quizá las dos
cosas…
Se puso a reír, realmente tenia una risa preciosa y
contagiosa. Ese día nos conocimos y hablamos, comimos juntos e hice la
sesión de fotos, ese día surgió el primer beso, y el resto ya es otra
historia…