Testimonio.

por Indy 03/03/08, 09:41 am

Ahi va una historieta corta n_n Espero que os guste!!
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Testimonio

La maté por amor. Los que escuchen esta poderosa razón y todavía me llamen monstruo... no han vivido, pues jamás experimentaron la clase de pasión que yo sentí correr por mis venas.
Esa pasión que te enloquece, te desespera y maravilla, la pasión que inunda tu cerebro y tiñe tus pensamientos de rojo sangre. Tal vez mi alma arda en el Infierno por esto, y tal vez sea merecido. Pero no me arrepiento.

Aquella tarde, dejé una rosa y una carta en su portal. Imploraba que me poseyera, que lamiera mi sangre, que me hiciese suyo... y que por favor accediera a verme aquella misma noche en el parque. Como esperaba, ella no apareció, y aquella fue su sentencia. Tan sólo tuve que esperar a que sus amigas, con las que había salido a bailar y tal vez a beber algo la dejasen sola en la vuelta a casa. Y la atrapé como a un ratón.

Me costó transportar su cuerpo inconsciente hasta la iglesia abandonada, mas vosotros, necios que no habéis experimentado el verdadero amor, no sabéis la fuerza que es capaz de darte este. La coloqué en el altar, vestida con un traje blanco precioso, que pronto sería rasgado junto a su pecho. Encendí las velas, tracé los símbolos. Con un movimiento limpio y preciso, abrí su pecho con una daga, y un manantial carmesí comenzó a manar ante mis ojos.
Con toda la serenidad que me fue posible, abrí el libro y comencé a pronunciar las palabras una tras otra hasta terminar el ritual.

Hasta entonces sólo habían sido leyendas de campesinos supersticiosos, ahora yo las iba a convertir en realidad. Si os preguntáis si pensé, al menos durante un instante, en la relevancia de lo que hacía, la respuesta es no. La pasión lo nubla todo, y mas en un momento como ese. No hay tiempo para los instantes.

Esperé, nervioso, más nervioso de lo que jamás estuve en la vida. A veces creía ver un parpadeo, un movimiento, una leve señal que me indicaba que había funcionado. Y cuando por fin, se hizo realidad, no pude sino caer de rodillas ante ella.
Me sonreía, por primera vez en mi vida. Tan dulce, tan encantadora como siempre, a pesar de la falta del característico rubor en sus mejillas y la ausencia de alma en sus ojos.
Pensaba que ya no podía ser más feliz, y sin embargo, al notar su boca rozando mi cuello y sus colmillos rasgando mi piel para tomar mi sangre mi felicidad superó cualquier expectativa de cualquier persona.
Todos vosotros, que no habéis sentido cómo tu ser amado se apodera de tu esencia, habéis malgastado vuestra vida tristemente sin aprovechar todo su potencial.
Cuando terminó, me sentía débil, muy débil.
"No me importa. Continúa, te lo suplico. imploré. No me importaba morir de la mejor de las muertes. Asomó una sonrisa entre sus labios carmesíes, por cuyas comisuras aún escapaban pequeños hilos de sangre, mi sangre.
"No te preocupes. Serás mi esclavo durante mucho tiempo."
"Gracias, mi diosa..."
Aquel fue el fin de aquella gloriosa noche, y el comienzo de las venideras.
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Los que no han hallado nunca el paraíso en la tierra se preguntarán si con el tiempo el éxtasis fue decreciendo en intensidad. Créanme, en absoluto. Cuando no se ha vivido tal nivel de felicidad, cuesta imaginar que sea posible, y sin embargo lo es.
Pese a ello, las cosas empezaron a oscurecerse. Pasaban los días, y cada noche la veía menos, aunque el ritmo de sus visitas jamás disminuyera. Y durante el día escuchaba comentarios de mis vecinos, que afirmaban sentirse debilitados tras un sueño en teoría reparador. Incluso rumoreaban sobre la desaparición de algunas personas.
Comencé a sospechar que se alimentaba de otros, y surgieron los celos en mi interior. Antes de crearla pensé que, de suceder tal cosa, no iba a importarme, al fin y al cabo ser suyo era suficiente. Pero me equivocaba. Importaba, y no poco. La quería para mí, del mismo modo que anhelaba ser suyo.
Una noche osé reprederla antes de la sesión. Ella me lanzó contra la pared, me dijo que un sucio esclavo no tenía derecho a darle órdenes, y acto seguido procedió a beber mi sangre. Esta vez, el sufrimiento venció a la lujuria.
A partir de entonces, aunque el placer fuera el mismo, mi felicidad entre encuentro y encuentro disminuyó notablemente.
Al fin, aquella noche no apareció. Primero sentí ligera inquietud, luego pánico, y finalmente una angustia mezclada con ira intensa, que parecía estar quemando mi pecho. ¿Qué había ocurrido? ¿Me había abandonado? Recordé la maldita noche en la que la reprendí, pensé que quizá aquel acto de rebeldía la había hecho dejarme. Destrocé gran parte del mobiliario de mi casa, grité hasta romper mi garganta, y por fin, cayendo agotado en la cama, apenas dormi, poblada mi mente de horribles pesadillas.
Al día siguiente, oí hablar de un ritual de exorcismo que el cura del pueblo había realizado con una muchacha. Afirmaba haber acabado con el súcubo que infestaba la zona. Al oir esto, el último retazo de cordura que quedaba en mi mente desapareció.
Esperé a quedar a solas con él en la iglesia. Ni siquiera le di tiempo a preguntarme qué hacía ahí, arremetiendo con furiosas estocadas con la misma estaca con la que afirmaba haber hecho desaparecer a mi amada. Una, y otra, y otra vez, hasta que se convirtió en una masa de carne y huesos sólo vagamente humana. Cuando miré mis manos manchadas de sangre y recobré la razón, corrí, corrí para escapar para siempre de aquella zona maldita, de aquel pueblo dejado de la mano de dios donde la gente me lincharía al descubrir mi crimen.

¿Por qué no me quedé y dejé que terminaran con mi dolor, con esta agonía infinita que aún me tortura? Descubrí que tenía más miedo del Infierno del que suponía. Aunque mi propia vida se hubiera convertido en uno.
Aún así, entre la oscuridad que parece no abandonarme existe algo similar a un rayo de esperanza. Desde aquello no he dejado de caminar, y en algunas zonas he oído rumores sobre gente extrañamente debilitada y desaparecidos. Mi amada Yuna había muerto por segunda vez y para siempre, pero al parecer dejó un legado. Aquel libro, el mismo que utilicé para su transformación, me había informado sobre esto, había explicado por qué nadie había creado un vampiro hasta entonces.

"Y el hijo de la sangre creará más como él, y poco a poco infestarán la tierra, serán una plaga que sumirá al mundo en el caos y la confusión..."